Un terruño único

Milagrosa anomalía de la naturaleza

Un terruño se define como la ósmosis entre un suelo, un clima, una variedad de uva y el hombre. El viñedo Arturo Perez Rojas, de donde proviene Piedra Sagrada, está ubicado en Pirque, Maipo Andes, cuna de los mejores vinos de Chile. Pero más allá de esta prestigiosa denominación, se trata aquí de un "spot" único, una veta de solo 3,8 hectáreas, con características excepcionales.

Un lugar mágico, etiquetado como patrimonio mineral vivo, sabor de la tierra, clasificado entre los mejores terruños del mundo para el cabernet sauvignon (Palmarès Verdier 2025).

Un terruño único

Milagrosa anomalía de la naturaleza

Un terruño se define como la ósmosis entre un suelo, un clima, una variedad de uva y el hombre. El viñedo Arturo Perez Rojas, de donde proviene Piedra Sagrada, está ubicado en Pirque, Maipo Andes, cuna de los mejores vinos de Chile. Pero más allá de esta prestigiosa denominación, se trata aquí de un "spot" único, una veta de solo 3,8 hectáreas, con características excepcionales.

Un lugar mágico, etiquetado como patrimonio mineral vivo, sabor de la tierra, clasificado entre los mejores terruños del mundo para el cabernet sauvignon (Palmarès Verdier 2025).

Un microclima bajo la influencia de los Andes

Ubicado a 650 metros de altitud, nuestro terruño se encuentra en la zona más fría de Pirque, en lo que los meteorólogos llaman un "Punto Frío". Este fenómeno es el origen de las heladas severas en otoño y primavera que ponen a prueba nuestro viñedo, pero también genera amplitudes de temperatura diurnas que pueden alcanzar los 30°C.

Esta singularidad favorece un desarrollo lento y homogéneo de nuestra uva que, asociado a nuestros diferentes suelos y la presencia de un río subterráneo que viene directamente de los Andes, acentúa una maduración diferenciada para cada una de nuestras parcelas. No es raro que vendimiemos nuestras 3,8 hectáreas durante un período de más de un mes.

Los veranos son calurosos y secos, pudiendo alcanzar los 37°C, y los inviernos son cortos y fríos con baja pluviosidad.

La radiación solar es intensa a lo largo del día debido a la baja nubosidad.

Un microclima bajo la influencia de los Andes

Ubicado a 650 metros de altitud, nuestro terruño se encuentra en la zona más fría de Pirque, en lo que los meteorólogos llaman un "Punto Frío". Este fenómeno es el origen de las heladas severas en otoño y primavera que ponen a prueba nuestro viñedo, pero también genera amplitudes de temperatura diurnas que pueden alcanzar los 30°C.

Esta singularidad favorece un desarrollo lento y homogéneo de nuestra uva que, asociado a nuestros diferentes suelos y la presencia de un río subterráneo que viene directamente de los Andes, acentúa una maduración diferenciada para cada una de nuestras parcelas. No es raro que vendimiemos nuestras 3,8 hectáreas durante un período de más de un mes.

Los veranos son calurosos y secos, pudiendo alcanzar los 37°C, y los inviernos son cortos y fríos con baja pluviosidad.

La radiación solar es intensa a lo largo del día debido a la baja nubosidad.

Suelo, matriz de un gran vino

Durante los cuatro períodos de glaciación, violentos deslizamientos de tierra crearon un cono aluvial formado por cuatro terrazas. Nuestro viñedo se encuentra en la cuarta terraza, la más antigua.

Se trata de un suelo pobre, con una fina capa de limo con bajo contenido de materia orgánica. Más en profundidad, entre 40 y 120 cm de la superficie, comienzan a aparecer bolones, piedras redondeadas depositadas por los antiguos glaciares, así como considerables proporciones de arcilla. El drenaje y la porosidad son excelentes; el alto contenido de oxígeno permite una muy buena infiltración de agua y favorece el desarrollo de raíces profundas.

Pero lo que diferencia este "lugar" de los terrenos vecinos es que está compuesto por 7 micro-parcelas con diferencias notables en la constitución del suelo. Esto nos permite tener jugos totalmente diferentes en estas 7 parcelas; algunas nos proporcionan taninos poderosos y persistentes, otras de una delicadeza incomparable.

Suelo, matriz de un gran vino

Durante los cuatro períodos de glaciación, violentos deslizamientos de tierra crearon un cono aluvial formado por cuatro terrazas. Nuestro viñedo se encuentra en la cuarta terraza, la más antigua.

Se trata de un suelo pobre, con una fina capa de limo con bajo contenido de materia orgánica. Más en profundidad, entre 40 y 120 cm de la superficie, comienzan a aparecer bolones, piedras redondeadas depositadas por los antiguos glaciares, así como considerables proporciones de arcilla. El drenaje y la porosidad son excelentes; el alto contenido de oxígeno permite una muy buena infiltración de agua y favorece el desarrollo de raíces profundas.

Pero lo que diferencia este "lugar" de los terrenos vecinos es que está compuesto por 7 micro-parcelas con diferencias notables en la constitución del suelo. Esto nos permite tener jugos totalmente diferentes en estas 7 parcelas; algunas nos proporcionan taninos poderosos y persistentes, otras de una delicadeza incomparable.

Una variedad de uva al servicio del terruño

Nuestra selección masal, 100% Cabernet Sauvignon de pie franco, compuesta de bayas muy pequeñas, nos permite tener una proporción de materia seca muy importante.

En Piedra Sagrada, la variedad de uva se desvanece ante el terruño y se convierte así en el reflejo de la expresión de un ecosistema excepcional. Esta osmosis entre la planta, el suelo y el clima da intensidades aromáticas y gustativas incomparables.

Un terruño que domina de tal manera el varietal, es la firma de un vino excepcional, un vino que se ha vuelto divino.

Una variedad de uva al servicio del terruño

Nuestra selección masal, 100% Cabernet Sauvignon de pie franco, compuesta de bayas muy pequeñas, nos permite tener una proporción de materia seca muy importante.

En Piedra Sagrada, la variedad de uva se desvanece ante el terruño y se convierte así en el reflejo de la expresión de un ecosistema excepcional. Esta osmosis entre la planta, el suelo y el clima da intensidades aromáticas y gustativas incomparables.

Un terruño que domina de tal manera el varietal, es la firma de un vino excepcional, un vino que se ha vuelto divino.